Bugatti Veyron 16.4 Super Sport. El monstruo naranja de las imágenes oficiales es la versión 2.0 del superdeportivo de la década, en esta evolución capaz de alcanzar los 434 km/h, con su motor 8.0 W16 quad-turbo sacando la tremenda cifra de 1.200 CV, transmitidos como de costumbre a las cuatro ruedas.
Un motor como el W16 del Veyron necesita una gran fuente de refrigeración, lograda con dos grandes conductos NACA que suministran aire fresco al propulsor. Las dos entradas de aire del techo se complementan con las necesarias entradas laterales, que se portan sin cambios desde el Veyron 16.4 de 1.001 CV.
El gigantesco spoiler-aerofreno trasero permanece en su lugar, tras el ventanuco que le queda al propulsor para mirar al exterior. En la parte trasera – la única que cualquier coche de producción verá jamás – hay alguna modificación, aunque más bien de tipo estético.
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